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Channel: Post-nuclear Bloody Films
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LA GRAN MAGIA DE LAS HABAS

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Aquí les dejo una receta mágica de lo más estrambótica y siniestra recogida en el libro “De las tinieblas a la luz: San Cipriano” escrito por un tal Dr. Israel Ben Yesha. San Cipriano fue un hechicero chungo que realizó algunos pactos con Satanás y que – según apunta el libro – “mantuvo relaciones íntimas con toda clase de espíritus maléficos” pero que más tarde se iluminó y se reconcilió con el Señor (el de arriba, claro, no uno cualquiera). Esta receta sirve para conseguir la invisibilidad y es bastante sencillita, tomen nota:

“GRAN MAGIA DE LAS HABAS
Hay que matar un gato negro y enterrarlo en lugar próximo a vuestra vivienda (y si puede ser en el campo, mucho mejor) después de haberle vaciado los ojos y puesto en cada cuenca una haba, otras dos dentro de las rejas y una más debajo de la cola metida en el ano. Dispuesto todo tal y como se acaba de explicar, se regará la tierra siendo de noche y alrededor de las doce, empleando para ello poco agua y cuando las semillas hayan germinado, se vigilarán los brotes hasta que alcancen un desarrollo perfecto llegando a producir frutos. Entonces se cortarán las matas por el pié, se recogerán las habas poniéndolas a secar y se guardarán seguidamente para hacer después uso mágico de ellas.
Llegado el momento que convenga dar invisibilidad a vuestra persona, meteréis cada vez una haba en la boca y aprovechando así su poder maravilloso podréis entrar en todas partes sin que nadie pueda apercibirse de vuestra presencia y, por consiguiente, no encontraréis el menor impedimento para acceder a lugares secretos y fuertemente custodiados”.  

POST-NUCLEAR BLOODY FILMS: LOS NUEVOS BÁRBAROS (1983)

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Enzo G. Castellari, director todoterreno y hombre de acción donde los haya, ha buceado en el exploit y productos de rápido consumo con bastante fortuna, llegándonos a ofrecer títulos nada desdeñables como “Keoma” (1976), “Aquel maldito tren blindado” (1978), “El cazador de tiburones” (1979) o “Tiburón 3” (1981). Gastellari, siempre atento a los éxitos que se iban sucediendo para sacar partido de ellos, no tardó en interesarse por el creciente auge del cine post-apocalíptico que se desató con el “Mad Max” de George Miller y, al igual que muchos realizadores de su país de origen como Joe D’Amato o Sergio Martino, el realizador italiano aprovechó la ocasión para dirigir este remedo psicodélico y pop con un reparto encabezado por el inquietante George Eastman, la guapa Miss Italia Anna Kanakis, el habitual de la casa Fred Williamson y Giancarlo Prete, otro asiduo con quien ya había colaborado en el poliziesco“El ciudadano se rebela”, la referida “Tiburón 3” o “Tedeum”, un eurowestern ultra roñoso en la línea de “Le llamaban Trinidad”. Por otro lado cabría apuntar que aunque previamente dirigió “1990: los guerreros del Bronx”, su primera película puramente post-apocalíptica es esta: “Los nuevos bárbaros”, puesto que “1990: los guerreros del Bronx” y su continuación tiraba más bien por los derroteros distópicos de “1997: rescate en Nueva York” de John Carpenter junto a la mítica cinta de Walter Hill “Los amos de la noche”.
Pues bien, una vez aclarado esto vayamos con la película en cuestión. Pero, ¿saben qué? Que a veces vale más una imagen que mil palabras, así que aquí tienen una nueva entrega de... 

LA RISA INVOLUNTARIA:



"THE CABIN IN THE WOODS" (2011)

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En uno de los momentos más álgidos y celebrados de (los) “Funny Games” de Michael Haneke, uno de los jóvenes asaltantes cogía un mando a distancia y rebobinaba el asesinato de su compañero para evitar su muerte. De ese modo la violencia tomaba el control de la película y demostraba que no había redención para las víctimas. En “The cabin in the woods” se intenta hacer algo por el estilo y nos presentan a un grupo de jóvenes que son escogidos para ser sacrificados al espectador sin que (obviamente) lo sepan. Con ese sacrificio se evitará que las diversas criaturas del mal emerjan a la superficie y se apoderen del mundo. Aquí, como en casi todas los slashers que se vienen estrenando desde principios de los ochenta, el guapo, el deportista, la fulana, el tonto/porreta y la chica virgen de turno, se las tendrán que ver con una fuerza del mal (escogida al azar para la ocasión). Y si el marco donde sucede la acción es una cabaña en mitad del bosque, el homenaje a “Posesión Infernal” o “Viernes 13” está más que asegurado. Pero “The cabin in the woods” no se queda ahí y los homenajes/guiños se multiplican constantemente. De hecho, volviendo a “Funny Games”, se hace un claro homenaje a ésta al irrumpir el título “THE CABIN IN THE WOODS” en rojo y a golpe de guitarra metalera al inicio del film. Sin embargo el guiño u homenaje a “Funny Games” no es casual, pues tal y como decíamos, tanto aquí como en la película de Haneke unos sujetos tendrán mucho que ver en el desgraciado devenir de las víctimas sin que éstas puedan hacer nada por impedirlo. Eso si, si en “Funny Games” la escena comentada del mando era una declaración principios de su autor, en la cinta de Goddard nos adentramos en una premisa meramente fantástica y los que toman el mando del “horror” son una entidad secreta que, mediante diversas cámaras ocultas y otras tantas trampas, conducirán a los protagonistas por el “guión” establecido y tan torpemente sobre explotado durante años. Por lo tanto, un gas que aumenta la testosterona o un tinte para el cabello que sube la libido, serán algunas de las artimañas que utilizarán estos sujetos para que nuestras víctimas tomen las decisiones más desafortunadas en los momentos más importantes.


Pero no nos engañemos, lo que nos propone Goddard y Weddon, los guionistas del film, no es un mero homenaje al cine de terror de los últimos tiempos aunque lo critiquen y amen sin contemplaciones. En “The cabin in the woods” hay un mensaje bien claro: hay que romper con los cánones establecidos y ese leit motivllega a su máxima expresión cuando, allá al final de la película, los propios protagonistas/víctimas terminen convirtiéndose en verdugos. Pero no sólo verdugos de sus propios verdugos – algo que, más o menos uno se podría esperar -, sino en verdugos de toda la humanidad. He aquí la gran diferencia entre “Funny Games” y “The cabin in the woods”: en el caso que nos ocupa, tal y como vemos, no hay redención para nadie. Puede que por ese motivo sea una de las cintas de terror más valientes de los últimos años, amén de la exquisita y desmadrada trilogía de “Feast” de John Gulager o "Tucker and Dale vs Evil" de Eli Craig.


The cabin in the woods”, que saldrá directa en DVD aquí en España por culpa, según dicen, de la piratería (¿no será más bien por desgana?), nos regala algunas escenas antológicas, como el ardiente coqueteo que se marca Anna Hutchison con un lobo disecado o el salto al vacío de Chris Hemsworth montado en una moto, pero quizás los amantes del género queden extasiados de gusto en el tramo final de la película, cuando las fuerzas del mal queden descontroladas y un montón de criaturas queden en libertad y se vuelvan contra la organización que los tenía encerrados. El ultrahomenaje está asegurado y decenas de guiños se sucederán por segundo. Desde el payaso de “It” de Stephen King, a una especie de cenobita con sierras en la cabeza que parece sacado del “Hellraiser” de Clive Barker. Una competición repleta de añoranza que termina con una pesimista traca final que hace que el espectador comprenda que hay que terminar con todo esto y dar paso a un “nuevo tipo de película” o simplemente, tal y como dicen, una “nueva especie”. Vamos, que lo que propone “The cabin in the woods” es hacer una especie de REVOLUCIÓN dentro y fuera de la pantalla.


APOCATÁSTASIS

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"Vivimos una época de gran apocatástasis, el término griego que designa el regreso de todas las cosas que se han perdido y la revelación de todas las cosas al final del tiempo. El número de extraordinarios descubrimientos arqueológicos "accidentales" que se han producido en años recientes así lo atestigua. Es como si la tierra misma "gimiera y pariese" para expulsar el pasado enterrado y olvidado. Los éxitos de la arqueología psíquica reflejan el encaminamiento de la psique humana hacia la tarea de desplegar la apocatástasis. Nuestra insistencia en el desarrollo y distribución de artefactos de grabación de imagen y sonido y nuestra nostálgica afición a coleccionar cosas del pasado forman parte de este fenómeno temporal. Nuestros extraordinarios logros en tecnología nos han permitido generar efectos especiales (en las películas) y auténticos prodigios técnicos que se han convertido en representaciones cada vez más próximas y directas de profundos procesos psíquicos. Con nuestra extraordinaria habilidad para manipular la materia, estamos casi a la par con los movimientos del espíritu. Lo que los siglos anteriores registraron en la literatura y el arte, nosotros lo modelamos tanto en la forma como en la acción con la misma sustancia del mundo, y además, sin detenernos en los límites entre lo orgánico y lo inorgánico, lo psíquico y lo hílico. El baile en espiral concéntrica que se crea de esta forma se está cerrando rápidamente en un matrimonio místico del espíritu y la materia, el resultado del cual podría muy bien incluir la transformación de la realidad física y una confrontación directa con lo divino. La apocatástasis supone la reiteración de anteriores estados de la psique y las imágenes que acompañaban a esos estados. Todo regresa para un inventario cósmico, se elabora el censo, y el mundo entero aguarda el Nuevo Nacimiento. En esta repetición a alta velocidad de estados pasados, las últimas imágenes del cristianismo todavía tienen que manifestarse. Al ritmo actual al que se están repitiendo estas antiguas imágenes, la manifestación de dichas imágenes no puede estar muy lejana e implicará, es de suponer, un sacrificio colectivo supremo, el equivalente colectivo del sacrificio del "propio hijo de Dios". 

Cultura del Apocalípsis. Ed. Adam Parfey. "Meditaciones sobre el átomo y el tiempo" de Dennis Stillings.

"Es evidente que tiene que haber una revolución radical. La crisis mundial lo exige. Nuestras vidas lo exigen. Nuestras ocupaciones, inquietudes e incidentes de cada día lo exigen. Nuestros problemas lo exigen. Tiene que haber una revolución radical, fundamental, porque en torno nuestro todo se ha derrumbado. Aunque en apariencia haya orden, en realidad lo que hay es lenta descomposición y destrucción: la oleada de destrucción supera constantemente a la oleada de la vida. 
Tiene, pues, que haber una revolución: pero no una revolución basada en una idea. (...) Una revolución basada en una idea produce derramamiento de sangre; destrucción y caos. Del caos no se puede establecer el orden; no se puede provocar deliberadamente el caos con la esperanza de que surja el orden de este caos. (...)
Esa transformación, esta revolución radical, ¿es una finalidad o se produce de instante en instante? Bien sé que nos agradaría que fuese una finalidad que alcanzar, ya que es mucho más fácil pensar en un tiempo lejano, en el futuro. Al final nos habremos transformado, al final seremos felices, al final hallaremos la verdad; pero, mientras tanto, continuemos como hasta ahora. Una mente así, que piensa en el futuro, es incapaz de actuar en el presente; por lo tanto esa mente no busca la transformación, simplemente la rehuye. (...)
La transformación no es para el futuro; jamás puede serlo. Sólo puede ser ahora, de instante a instante. 

"La libertad primera y última" de Jiddu Krishnamurti.

BEST WORST MOVIES (1)

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Después de ver "Best Worst Movie" de Michael Paul Stephenson, documental que trata sobre el fenómeno suscitado por la estrambótica "Troll 2" de Claudio Fragasso - considerada por muchos como la peor película de la historia del cine -, no me he podido resistir y he decidido acabar el año con un pequeño listado casi improvisado (que seguiré expandiendo) sobre los peores films de la historia del cine. Primero Ed Wood, después "Troll 2"... No, estos yanquis no tienen ni idea de lo que es una MALA PELÍCULA de verdad, así que agarrense los machos que empezamos:

-Dracula (The dirty old man). William Edwards, 1969: esta suerte de película erótica (o algo así) con el Conde Alucard y el hombre chacal (una suerte de hombre lobo con careta de goma típica de carnaval) es una de las más insoportables películas que he tenido que sufrir. Un guión que no hay por donde cogerlo y un doblaje (en el que una voz masculina llega a doblar a varios personajes, femeninos incluidos [al parecer se perdió parte del audio y tuvieron que remediarlo de esta forma]) que pone los pelos de punta, hacen de este film un verdadero tormento.

-Orgy of the Dead. A. C. Stephen, 1965: la gente tiende a decir que Ed Wood fue el peor director de la historia del cine. Sin embargo encontramos que su peor película no la llegó a dirigir, sino que sólo llegó a escribir su guión. Se trata de este cócktel sin sentido en el que la momia, una vampira, un tipo con capa y el hombre lobo comienzan a contar chistes, mientras que un puñado de (eso si) hermosas damiselas se desnudan para disfrute del espectador.

-El Equipo Ahhgg. José Truchado, 1989: Si "The Brown Bunny" de Vincent Gallo levantó las iras de más de uno, por tratarse de una road movie aburrida en la que no pasa (casi) nada, "El equipo Ahhgg" nos metía en una comedia tontorrona y sin gracia que tiene como excusa parodiar la serie de televisión "El Equipo A". En esta, como en la película de Gallo, hay infinidad de tomas extra largas de carretera, aunque lamentablemente (o por suerte) no termina con una escena de sexo oral explícita. Pero para contrarrestrar tenemos al impresionante Kimbo (que hace de M-30) que, sin venir a cuento, se pega un baile díficil de olvidar.

-El hombre rata. Anthony Ascot, 1988: una de las cumbres del cine chapucero y de mal rollo protagonizado por el actor más pequeño del mundo (o uno de ellos, no lo tengo claro), Nelson de la Rosa, que para la ocasión hace del hombre roedor del título y que años más tardes lograría colarse en una producción mainstream junto a Marlon Brando nada menos, en la fallida y última revisión de la Isla del Dr. Moreau. Sólo para estómagos y mentes resistentes.

-The nail gun massacre (aka Dimensión masacre / Nail Gun - Pistola de clavos). Bill Leslie & Terry Lofton, 1985.¿Se imaginan una versión de "I spit on your grave" con un misterioso asesino que utiliza una pistola de clavos como arma y que oculta su identidad bajo un casco de moto? Pues bueno, aderezcan la cosa con un look de estar por casa, unas interpretaciones acartonadas, unos efectos especiales a base de ketchup y pegamento y un guión que no haría ni un niño de doce años, y tendrán este insufrifle "rape &vengeance". Un film rematadamente malo y aburrido en el que se agradece algún diálogo tronchante y algún destete de lo más suculento. 

-Al oeste de Río Grande. José María Zabalza, 1983. Eurowestern tardío y accidentalmente experimental, protagonizado por Aldo Sambrell y realizado mediante el habitual modo de resaca y melopea a la que nos tenía acostumbrado el bueno de Zabalza durante gran parte de su filmografía. Un film con el que te pueden sangrar las pupilas y una tortura inaguantable que, por si fuera poco, además de no tener apenas trama (una mujer vaga por gran parte del territorio "americano" en busca de ayuda, después de que su marido se quede atrapado bajo unas maderas), resulta ser al final una tomadura de pelo DESCOMUNAL (como no encuentra a nadie que la ayude, decide quitar las maderas que inmobilizan a su marido... ¡¡ELLA MISMA!! ¡¡JODER, Y CON SUS PROPIAS MANOS!!).

-Sevilla Connection. José Ramón Larraz, 1992. Existen pocas películas españolas protagonizadas por  cómicos españoles que sean realmente buenas, pero es que esta es una auténtica tragedía. José Ramón Larraz, otrora director de verdaderas obras maestras como "Las hijas de Drácula", terminaba su filmografía con esta desfachatez con Los Morancos en plena faena y que arranca con un pequeño prólogo rodado en Miami (para que se viera el presupuesto, cojones), para meternos en una sucesión de "gags" sin puta gracia y en la que por haber, hay hasta frankfurts explosivos. ¡Omaítaaaaa!

CONTINUARÁ...

IMPRESCINDIBLES DEL 2012 (O ASÍ)

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Con un poco de retraso vuelvo al blog raudo y veloz a dejar constancia de lo que para mí ha sido lo mejor de este año y, atención, lo mejor que he visto este año. No estamos ante ningún listado prestigioso así que, ¿por qué no colocar también algunas de las películas de años anteriores que has visto durante el 2012?

Ahí van mis INDISPENSABLES de este año:

Empezaremos con una tragicomedia de estas agridulces; una protagonizada por el señor del café, Mr. George Clooney: “Los descendientes” (2011). Esta película que nos habla de la redención y la muerte es realmente conmovedora y, aunque puedan pensar que soy un tipo duro (¡que lo soy!), me ha llegado al alma. Bravo por Alexander Payne, joder.

“Castigo Sangriento” (2011) (o “Detention”, su título original) del visionario Joseph Kahn - todo un especialista del viedoclip - se lleva la palma (de las pasiones y las iras) con esta mezcla explosiva de delirio, horror y humor, que para tranquilidad de todos (o algunos) se ha estrenado directamente en DVD en nuestro país este año pasado. Más vale eso que nada, compis.

Otra sorpresa, en este caso proveniente de Israel: “Rabies”(2010) (o “Kalevet”, su título original). Unas cuantas historias cruzadas a lo Robert Altman, mucha salvajada y un humor negrísimo hacen de este “slasher” una experiencia única y súper original. ¡¡Que se dice pronto!!

Tras andar algo alejado del mundillo, Don Coscarelli vuelve a sorprendernos con “John diez at the end” (2012) una historia bizarra con cazafantasmas, una droga alucinógena llamada “salsa de soja” y, una vez más, buenas dosis de humor negro. La película ideal para ver junto a “Bubba Ho-tep” y hacer una sesión doble de ensueño.

Oigan, que a mi Rob Zombie jamás me mató, pero es que este “Lords of Salem”(2012) es tan personal y misteriosa, que me agarró de las pelotas y no me soltó. Para muchos una gansada más de Zombie, para otros una mierda pretenciosa, para mí su obra maestra. 

Harmony Korine, guionista de los “Kids” de Larry Clark, me frió el cerebro a base de metralletas, bikinis y tetas de silicona (o no) en “Spring Breakers” (2012). Otra que puede ser tachada de gansada pretenciosa, pero que contiene la que bajo mi humilde opinión es una de las mejores interpretaciones que he visto, y viene a cargo de James Franco.

¡”Moonrise Kingdom” (2012)! Wes Anderson vuelve con una deliciosa comedia de estas agridulces, en la que nos habla de amor (el primero) y desamor. La historia de la huida de dos jóvenes se verá mezclada con boyscouts y los habituales problemas familiares que Anderson impregna en todas y cada uno de sus películas.

El cine español nos ha dado buenas sorpresas este año. Ha sido un año redondo, que cojones. Ahí está “[REC]3: GENESIS” (2012) de Paco Plaza. Una vacilada de Plaza que no explica una mierda de los orígenes de la plaga diabólica que comenzó a expandirse en un pequeño piso céntrico de la ciudad condal hace ya cinco años. Una película alocada y una “rara avis” dentro de la saga e incluso dentro de toda la filmografía española. Puede que sea por eso por lo que ni siquiera ha estado nominada a los Goya de este año…

“Extraterrestre” (2012), la última película de Nacho Vigalondo, es una de las mejores comedias de amor que he visto en mi vida. Después de “Los cronocrímenes” el director cántabro nos vuelve a contar otra historia íntima (cinco personajes, unos pocos escenarios) con ecos gigantescos (una invasión extraterrestre como telón de fondo) y, la verdad, se supera. Pero es que además está preparando “Open Windows”, un thriller con Elijah Wood y Sasha Grey que promete ser una auténtica revolución. “Extraterrestre” una de la películas del año para mucho y sin embargo, ¡qué casualidad! Sin nominaciones a los Goya… Qué curioso.

Oscar Aibar, otro de mis directores favoritos, nos lleva a “El Bosc” (2012). Un film ambientado en la Guerra Civil bastante peculiar, rodado en  idioma “matarrañino” y que entremezcla el drama y la fantasía de un modo apasionante. Una película sorprendente que da diez mil patadas a laberintos, a faunos y a espinazos y que, ¡¡vaya por Dios!! Sin nominaciones al Goya…


“Diamond Flash” (2011)… Otra película especial hasta decir basta. Tal y como apuntan, es un drama, una comedia, un giallo y una película de súper héroes, autofinanciada y que se ha labrado a pulso el reconocimiento unánime de cinta de culto del año. Se estrenó en Sitges, en Internet y ahora también ha salido en DVD en una edición Deluxe. Y por eso… ¡¡¡Sin nominaciones a los Goya!!!

(Nota: en realidad lo de los Goya me la sudan, yo tampoco voy a ganar uno nunca. Pero hay que reivindicar).

TAMBIÉN LA PONEN DURA:


Y ojo porque ahí están, muy cerca, “Infierno blanco”, “Wrong Turn 4”, “Chronicle”, “Los tres chiflados” (¡una de las mejores comedias en años! ¡viva el slapstick!), “New Kids Nitro” (¿otro slapstick?), “The cabin in the Woods”, “Maniac”(remake del film homónimo de 1980), “Excision”, “The seasoning house”, “Seven Psychopaths”, “El alucinante mundo de Norman”, “Looper” y “Best worst movie” (2009).

EL "NEO WESTERN" SEGÚN TARANTINO

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Si existe un género clásico por excelencia, ese es el western. Puede que por ese motivo cualquier intento de “modernizarlo” ha sido duramente criticado. De eso sabe bastante Alex Cox, director de “Directos al infierno” y de uno de los westerns más arriesgados (e incomprendidos) de la historia del cine “Walker (una historia verdadera)”. Sin ir más lejos, el mismísimo Sergio Leone – y por ende el “spaguetti western” - fue vilipendiado en su momento, hasta que pasado un tiempo prudencial, su nombre comenzó a asociarse al de maestros de la talla de John Ford o Howard Hawks. Si seguimos en esta línea, no nos podemos olvidar de la cantidad de producciones baratas que precedieron al éxito de Leone y que sin embargo tenían un alto grado de calidad e interés. La crítica, siempre reticente, ha tenido que esperar unos cuantos años para colocar en el puesto que se merecen a algunos de los “spaguetti westerns” más significativos, como por ejemplo “Django”, anti-héroe rudo y sin escrúpulos encarnado por Franco Nero, que viaja con un ataúd en el que guarda una ametralladora. Este film de Sergio Corbucci renovó de alguna manera el género ya que cambió el habitual paisaje seco y polvoriento por un pueblo enfangado y lleno de barro (más tarde, en “El gran silencio”, otra de sus películas, recrearía la película en la nieve), y surgieron más de una treintena de films bastardos que aprovecharon su nombre para seguir la estela de su éxito. (Como nota curiosa, decir que aunque Leone vio con buenos ojos la película de Corbucci, renegaba de la mayoría de “spaguetti-western” que se estrenaban, siendo las del estilo de las comedias protagonizadas por Terence Hill y Bud Spencer, las que más le sacaban de quicio). 


Con la entrada del nuevo milenio, el nombre de “Django” todavía sigue al píe del cañón (y nunca mejor dicho) e incluso ha cruzado gran parte del globo terráqueo para que Takashi Miike hiciera su particular revisión en “Sukiyaki Western Django” (“Sukiyaki” es un plato típico japonés), un neowesternen el que, no es casualidad, ya salía Quentin Tarantino en un breve y divertidísimo papel. Pero esa no era la única vez que el director de “Pulp Fiction” se inmiscuía en alguna película con ecos al film de Corbucci. Ahí tienen a ese mariachi que guardaba armas en la maleta de su guitarra, de su buen amigo Robert Rodríguez y en la que no tuvo objeción alguna en realizar un breve papel en “Desperado”, segunda parte de la trilogía que compone “El Mariachi” y “El Mexicano”. No es de extrañar que Tarantino, tan amante como lo es del spaguetti-western, se decidiera por llevar a cabo su personal punto de vista sobre el género y, como viene siendo habitual, no duda un instante en aderezarlo con multitud de influencias cinematográficas. Pero no, no vamos a hablar de lo multirreferencial que es QT, de eso ya se ha hablado hasta la saciedad, sino de la capacidad de éste para reinterpretar algo tan sagrado como lo es el “western” y lo más importante, que lo haya hecho con éxito.

Tarantino, que recordemos, debutó tras las cámaras junto a Monte Hellman – director de otro neowestern: “El tiroteo” -, parece haber pulido su faceta de guionista hasta llegar a construir toda una historia de la que se queda uno cautivado a los pocos minutos de haberla empezado. Estamos de acuerdo en que “Django Desencadenado” no es su mejor trabajo: su Django (Jamie Foxx) no está todo lo bien construido como debería y queda ensombrecido por unos secundarios deslumbrantes (desde Christopher Waltz a Leonardo Di Caprio, pasando por un Samuel L. Jackson en plena forma); Broomhilda, el amor de Django que interpreta la bella Kerry Washington (con destete incluido [primer desnudo en la filmografía de QT, aunque muy tímido]), apenas tiene líneas de diálogos y su presencia a veces pasa desapercibida algo que, si volvemos la vista atrás, nunca antes había ocurrido en las anteriores películas de Tarantino con un personaje femenino de cierta relevancia; el (sangriento) tiroteo final está muy alejado de las intrépidas escenas de acción vistas en “Kill Bill Vol. 1” o “Malditos Bastardos” y da la impresión de haber sido alargada innecesariamente; o ya para finalizar, el cameo de Franco Nero (recordemos, el Django original) es de lo más decepcionante (casi hubiera sido mejor que hubiera hecho algo similar a lo que hizo con Castellari en “Malditos Bastardos”).


Sin embargo, pese a todas estas pegas, “Django Desencadenado” es la película en la que Tarantino muestra mejor capacidad para tratar las situaciones que se viven en ella, y los diálogos entre los distintos personajes son del todo ceremoniosos. Cada una de las palabras de “Django Desencadenado” son música para los oídos, y eso es lo que definitivamente ha cambiado en el cine de Tarantino. Algo que poco a poco hemos ido visto progresivamente a lo largo de su filmografía y que en “Malditos Bastardos” era más que plausible. Quentin Tarantino es más que un artista multirreferencial, es un escritor en toda regla capaz de engatusarte con lo que dice, y lo más importante, por como lo dice. Al principio de su carrera parecía imposible (o poco probable) que el autor de “Reservoir Dogs” fuera capaz de crear momentos tan deliciosamente cómicos y desternillantes como el de las capuchas y Don Johnson, o mantenerte en tensión durante una cena en la mansión del personaje interpretado por DiCaprio, sin necesidad de sacar un par de pistolas.


QT es un amante del “spaguetti-western”, pero su película favorita a es “Rio Bravo”. Hace referencias al cine de Corbucci, pero no se olvida de “Mandingo”… El cine de Tarantino ha llegado a tal nivel que seguir hablando de referencias al exploit, al clásico y al de la madre que los parió, no tiene sentido. Y no lo tiene porque si prestamos atención a estas cosas nos estamos perdiendo a uno de los más grandes narradores de la actualidad, ¡el verdadero espectáculo de sus películas!


“Django Desencadenado”, sale airosa en todos los puntos en los que han fracasado otros neowesterns (y matizaré por si acaso: cuando hablo de neowesterns me refiero al empeño de algunos por reinventarlo y no a las películas modernas que han mantenido el empaque clásico de antaño, como por ejemplo “Sin Perdón” o “Appaloosa”): consigue esa armonía imposible entre cine de autor y comercial, aúna el “spaguetti-western” con el “western” clásico, el “exploit” con el cine “mainstream”, la hipérbole sangrienta con las situaciones más sobrias, o ya para colmo, mezclar en su banda sonora el fabuloso tema de Luis Bacalov, con otros de Ennio Morricone, RZA o 2Pac. Si, el resultado no llega a la altura de los anteriores trabajos de QT, pero la tarea que tenía que desempeñar no era nada fácil. Quizás el único cometido de Tarantino era el de abrir una brecha en el muro que otros “westerns” habían intentado romper sin demasiado éxito. “El Topo” o “Dead Man”, no fueron más que films de autor que pese a su calidad no consiguieron llegar al público; el mundo del cómic intentó inmiscuirse en el género en las fallidas “Cowboys and Aliens” o “Jonah Hex”; o simplemente otras tentativas más arriesgadas y valientes de directores nada convencionales como Alex de la Iglesia, Sam Raimi o el ya citado Alex Cox, no han dado el fruto esperado (o al menos, no el esperado por la mayoría). Por lo tanto, no hay que restar ni un ápice de su valor al último trabajo de Tarantino y, quizás, haya que esperar un buen lustro de tiempo para darnos cuenta de la enorme función que ha realizado.

Tiempo al tiempo.

LA BESTIA DE LA NOCHE AMARILLA

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Con motivo del lanzamiento al mercado de "La bestia de la noche amarilla" de Eddie Romero por parte Versus Entertainment (dentro de su colección Zinema Bis que, tal y como su nombre indica, hunde su interés en el denominado cine de serie Z, con sus argumentos desquiciados, presupuestos invisibles y toneladas de sinvergonzonería) José Luis Salvador Estébenez y un servidor nos ponemos a desgranarla y hacer un bonito análisis tanto de la película, como de la edición del DVD y sus respectivos extras. "La bestia de la noche amarilla" es toda una delicia trash filipina en la que además, si se presta atención a su trama, puede hacerse una relectura de las peripecias del yanqui encarnado por John Ashley y ver que en el fondo subyace una demoledora crítica contra el imperialismo norteamericano. O bueno, yo al menos lo veo así... 
Échenle un vistazo a la reseña AQUÍ.

Y en breve, continuaremos con varías sorpresas que tengo pendientes. Permanezcan atentos a sus "Internetes".


LOS MEJORES PARES DE TETAS DEL CELULOIDE: Hoy... Joyce Mandel

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JOYCE MANDEL (AKA JOYCE GIBSON)

Hoy vamos a tratar a una de las mujeres más espectaculares que se han paseado por el cine (aunque, eso si, de forma discreta): Joyce Mandel, o lo que es lo mismo, Joyce Gibson, Alexis Love, Pamela Sanders o Norma West. Este cañón de mujer de raíces ruso-rumanas, nació en Los Angeles el 10/03/1950 y ofició como modelo erótica durante los setenta llegando a ponerse, según apuntan algunas fuentes, bajo el objetivo del mismísimo Russ Meyer. Ha aparecido en revistas como “Modern Man”, “Girl Illustrated”, “Penthouse” o “Playboy” (en esta junto a nada más y nada menos que Arnold Schwarzenegger). Su carrera en el cine ha sido más bien discreta: debutó cuando aún no había cumplido la mayoría de edad en un pequeño papel como bailarina en la película sobre el LSD “The trip” de Roger Corman (1967). También participaría en “Perdida en la ciudad” (1971) de Herbert Ross y el western “Vientos de Otoño” (1976) sin mayor trascendencia, pero su mayor cometido sería lucir palmito en filmes como “Linda Lovelace for President” (1974) – comedia para lucimiento de la protagonista de “Garganta Profunda” - y “Chesty Anderson U. S. Navy”, “Street of a Thousand Pleasures” (1972) o “Ilsa, la hiena de Harem” (1976), en las que curiosamente se uniría en el reparto con otra chica Meyer, Uschi Digard. Tampoco encontramos mayor trascendencia en las algunas series de TV en las que ha participado como "Taxi" o "Juzgado de guardia". En los noventa se deformaría el busto con silicona hasta límites desconcertantes y volvería a la palestra metiéndose en el porno bajo el pseudónimo de Alexis Love y remataría su filmografía con la “falsa” “Return of the Ultra Vixens” - pues nada tiene que ver con la película de RM -, junto Lulu Divine y la también “meyeriana” Pandora Peaks.

BELLAS BESTIAS Y VICEVERSA

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Con la llegada del pequeño Lazoworks Jr., un servidor se ve obligado a volver de alguna manera a su infancia y rememorar algunas películas que vio a muy tierna edad. De ese modo he vuelto a encontrarme con el clásico de Disney “La Bella y la Bestia”… Está claro que la mirada, quizás sucia, que tengo en la actualidad no tiene nada que ver con la de un niño de diez años que la va a ver al cine a principios de los noventa, pero el caso es que mientras veía esta película me di cuenta de que había algo que siempre había pasado por alto. Pero vayamos por partes.


Disney jamás se caracterizó por respetar los cuentos que adaptaba y han hecho suya esa coletilla final de “y fueron felices y comieron perdices”, cuando en los textos originales no siempre ha sido así. En el caso de “La Bella y la Bestia”: tenemos a Bella, la protagonista de la película. Bella es una mujer culta – lee muchos libros, canta como los ángeles -, es hermosa y recatada. También sabemos que la pretende un tipo fuerte y vanidoso llamado Gaston y que es una buena hija, pues no duda un instante en quedarse prisionera en un castillo encantado con tal de salvar a su padre. En dicho castillo nos encontramos con la Bestia, un grandísimo hijodeputa que se había reído hasta de su madre y que por culpa de una maldición quedó deformado en una especie de lobo feroz con cuernos. Para colmo nos enteramos que el motivo del cautiverio de Bella por parte de la Bestia, es que para librarse de la maldición debe encontrar a una mujer que sea capaz de enamorarse de él, es decir que no se fije en el físico y que sepa ver que la belleza que reside en el corazón.

En fin, el monstruo se enamora de Bella (algo lógico) y comienza a tratarla como una dama y… ¡ella le corresponde! Le importa un pimiento los cuernos, los colmillos y que tenga el cuerpo cubierto de pelos. Finalmente todo cuadra para que la Bestia consiga erradicar su maldición y se convierta, por arte de magia, en un apuesto príncipe bueno y encantador. ¿Dónde está la trampa? Para empezar, ¿por qué tiene Bella que fijarse en semejante monstruo desaprensivo cuando ha sido incapaz de encontrar nada bello en el resultón Gaston?



Si repasamos la filmografía de Disney comprobamos algo tan frecuente como que la mujer tenga como único cometido querer al hombre y amarlo con anhelo. También sabemos que los hombres de Disney suelen llevar a sus espaldas algún título real, siendo el más habitual el de “Principe” heredero de la corona. Por lo tanto, el papel que suele desempeñar la mujer de Disney es la de esposa comprensiva y amante incondicional. Pueden haber tantos obstáculos como quieran (la monstruosidad de la Bestia, la pobreza de Aladdin o del chucho vagabundo en la Dama y el Vagabundo…), que la mujer prototipo de Disney siempre amará a su hombre por encima de todo, teniendo como recompensa el tan cacareado “y fueron felices y comieron perdices”, y por otro lado, para rematar, vivir en un palacio lleno de lujos, que nunca viene mal.


Está claro que Disney ha estado instaurando en las mentes de los pequeños y pequeñas un determinado tipo de comportamiento clasista, en el que la mujer es la esposa fiel que se acomoda a la riqueza que el hombre le ofrece como remuneración a su amor. Pero sin embargo esto en la vida real no suele ser así. Siguiendo el caso de La Bella y la Bestia, las Bellas de hoy día suelen encontrar a príncipes azules que finalmente se transforman en Bestias; y por otro lado tenemos Príncipes que, aún ofreciéndoles todo el oro del mundo, no consiguen ni la fidelidad ni el amor incondicional de sus Bellas. Parece ser que el “happy ending” no está hecho para los tiempos que corren y qué mejor película que “La guerra de los Rose” para demostrarlo. Esta obra maestra dirigida por el genial (y minusvalorado) Danny DeVito nos explica a la perfección esas contradicciones de las películas de Disney que suelen pasar en la vida real.
“La guerra de los Rose” contiene todo los elementos para que hubiera sido un precioso cuento de hadas - de hecho el propio Danny DeVito emplea este término a la hora de relatarnos la historia -, pero sin embargo está hilvanada con un humor negrísimo y salvaje que destroza por completo los cánones impuestos por los filmes de animación de la Disney. Barbara (Kathleen Turner) y Oliver (Michael Douglas) inician una bonita relación. Se acuestan en la primera cita y ella descubre que es multiorgásmica. Se casan. Tienen hijos. Tras trabajar como un burro, Oliver consigue un importante puesto de trabajo y gracias a su sueldo se pueden costear el vivir en una enorme casa. La pareja no puede ser más feliz y Barbara la decora con esmero. Pero una vez termina ocurre algo que jamás ha pasado en un cuento de hadas de la Disney, Barbara piensa “¿y ahora qué?”. Todo parece fantástico, Oliver se siente realizado con su trabajo, tiene una mujer bella, dos hijos y pasta gansa, pero ella no parece estar satisfecha con el papel que le ha tocado desempeñar en esta función (y que, repito, se asemeja al prototipo de mujer de Disney), así que decide emprender ella misma sus propias ideas, por lo que Oliver no tardará demasiado en menospreciarla y en burlarse de ella. 


Y ahí nace la guerra del título. Su guerra. Una guerra que culmina de la manera más atroz que jamás nadie podía haber imaginado. Un final que es tan demoledor que suele causar el rechazo de los espectadores. De hecho cuando vi “La guerra de los Rose” por primera vez en televisión hace ya muchos años, estaba tan lobotomizado por los “happy endings” de Disney que no lo lograba entender. **SPOILER** Oliver y Barbara comienzan a pelearse destrozando su hogar, dulce hogar y se quedan colgando en la enorme lámpara de araña de la entrada y por si fuera poco, comienza a ceder hasta que precipita contra el suelo. Barbara y Oliver yacen en el suelo mortalmente heridos y él utiliza su último aliento para coger la mano de su mujer en un gesto de amor… Vaya, el amor parece aflorar tal y como suele pasar en los cuentos. Oliver ha tenido que pasar un calvario – como el príncipe convertido en monstruo de “La Bella y la Bestia” - para darse cuenta de lo mucho que quiere a su esposa – en el caso de la película de Disney para saber que la belleza reside en el interior. Pero Barbara, al contrario de la sumisa Bella, (AQUÍ VIENE EL MOMENTO MÁS DESTROYER DE LA PELÍCULA) malgasta su último aliento de vida para apartar la mano de su Príncipe azul convertido en Bestia.


En este siniestro cuento la mujer no acepta gato por liebre, no se doblega ante el hombre, ni se siente obligada a ofrecerle su amor como remuneración a una vida acomodada y vivir en un palacio. Pero sobre todo Barbaba demuestra su independencia de un modo arrollador, tal y como ocurre en la actualidad.


Si… Mejor esperaré unos años a ponérsela y explicársela a Lazoworks Jr.  

II FESTIVAL DE CINEMA DE TERROR DE SABADELL

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Al grito de “¡este año damos el golpe!” se presenta el segundo Festival de Cinema de Terror de Sabadell de 2013. El 23 de Febrero a las 17:30 se dará el “pistoletazo” de salida a esta edición que se traslada a los históricos Cines Imperial situados en la Plaza Imperial de Sabadell - al principio de la Rambla - además de contar con jugosas novedades:

Antes de “dar el golpe” se realizará un pase “Off the Record” del singular thriller surcoreano “Memories of Murder” de Bong Joon-ho, que se podrá ver el próximo jueves día 21 en dos sesiones, una a las 20:00 y otra a las 22:30 horas en los Cines Imperial.

El 22 de Febrero en el Museo del Gas (sita en la Plaza del Gas de Sabadell) a las 19:00 horasse podrá asistir a una conferencia a cargo de Xavier Miralles, director y guionista de “Ocho” y “El árbol sin sombra”. Bajo el título “Películas abducidas. Los grandes títulos de terror olvidados de nuestro país”, Miralles nos hablará del porqué de la ausencia de muchos títulos de terror en nuestras salas. (ENTRADA GRATUÍTA).

Y así llegamos al 23-F. Previamente al golpe (11:30 horas), de nuevo en el Museo del Gas, se hará un taller de maquillaje en el que se hará una demostración de maquillaje profesional para que puedas ir caracterizado como es debido al Festival. (GRATUÍTA PARA TODOS AQUELLOS QUE TENGAN ENTRADA PARA EL FESTIVAL).

A las 17:30 horas, en los Cines Imperial, arranca como decíamos el Festival de Cinema de Terror de Sabadell con una selección de películas que, al igual que en la pasada edición, demuestra su apetito por la hemoglobina y las emociones fuertes. La primera en verse será “Pontypool”de Bruce McDonald, junto con la proyección del corto “El Grifo”de Denis Rovira van Boekholt; la nueva ola del cine de terror francés vuelve a estar presente con “À l’intérieur” de Alexandre Bustillo y Julien Maury, que también se acompañará con un corto, en este caso “Obececer” de Dani Andreu y David Izquierdo; aunque pasó sin levantar demasiadas pasiones en la pasada edición del Festival de Sitges, “Excision” de Richard Bates Jr. podría ser la apuesta más fuerte de este año del Festival de Terror de Sabadell. A esta también lo acompañará la exhibición de otro corto, “La culpa” de David Victori. La cuarta película que entra a formar parte de esta edición es la excelente “Eden Lake” de James Watkins y se finalizará el certamen con la proyección de uno de los slashers más originales y descacharrantes de los últimos tiempos, “Hatchet” de Adam Green.

Para más información y reservas: http://sabadellfilmfestival.com

CONCURSO LÁGRIMAS DE PAPEL

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Lágrimas de papel es el nombre de un proyecto experimental y multidisciplinar emprendido por el escritor y ensayista cinematográfico Ángel Gómez Rivero en compañía de su hijo, Ángel Gómez Hernández, reputado director de cortometrajes. El germen de esta colaboración se encuentra en un relato oral pergeñado por Gómez Rivero, cuya trama despertaría el interés de su vástago cuando aún era solo un chaval. En él, se narraba la historia de un hombre que, tras sufrir un accidente en el que perdía la memoria, regresaba a su casa para encontrar una nota de suicidio en la que se le inculpaba.
Partiendo de esta base, en enero del pasado 2008 el joven cortometrajista llevaría a cabo la realización de un film, al tiempo que Ángel Senior trasladaba el relato a papel. Para protagonizar la pieza cinematográfica, padre e hijo recurrirían a Paul Naschy, íntimo amigo de la familia, que desempeñaría así uno de sus últimos trabajos frente a la cámara. Como es bien sabido, Paul fallecería en noviembre de 2009, antes de que el montaje final de Lágrimas de papel fuera terminado.
Con el firme propósito de servir de sincero homenaje al amigo desaparecido, aparece ahora el libro-dvd Lágrimas de papel. Del folio a la pantalla. Editada por la Delegación de Juventud del Ayuntamiento de Algeciras en colaboración con el Aula Universitaria del Estrecho, la obra recoge el proyecto en sus tres diferentes vertientes: el relato original, el guion cinematográfico al que dio pie y, por último, el cortometraje resultante, el cual es incluido en una versión más completa que la comercializada en su momento por Vellavisión como complemento de la edición de la película de William Castle House on Haunted Hill. Junto con estos contenidos, la publicación incluye, además, abundante material extra, entre los que se encuentra cuaderno de rodaje, making off y diversos reportajes audiovisuales.
Para celebrar su salida Ángel Gómez Rivero ha cedido cinco ejemplares de Lágrimas de papel. Del folio a la pantalla al blog La Abadía de Berzano. Firmados por su coautor y enviados de forma totalmente gratuita,  serán para los primeros que adivinen a qué películas pertenecen cada una de las imágenes que aparecen en el blog citado y que han sido propuestas por el propio Ángel:

Para participar, lo único que tenéis que hacer es visitar la página citada - en la que aparecen las 5 fotogramas - y  enviar vuestras respuestas al correo del blog, laabadiadeberzano@gmail.com.

Para más info: http://cerebrin.wordpress.com

BEST WORST MOVIES (2)

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Made in China. John Liu, 1982. Aquí tenemos a John Liu en un doble papel de hermano gemelo al más puro estilo Jean Claude Van Damme: por un lado a un veterano de guerra minusválido y por otro un experto en artes marciales que es contratado por la CIA para darles clases de zen kwon do (una técnica inventada por el propio Liu), y descubre que la CIA está controlada mediante hipnosis por un tipo malvado con walkie talkie. En este embrollo sin sentido y lleno de momentos desternillantes (véase ese blow job marcial que se efectúa sin venir a cuento), se llegó a utilizar imágenes reales de un accidente aéreo ocurrido en las inmediaciones del rodaje (dichas imágenes también se pueden ver en otras dos películas catalanas, “Viaje al más allá” y “Cena de asesinos”, ambas de Sebastià d’Arbó).  Así pues, como si de cualquier mondo se tratase, veremos entre los escombros y las llamas los cadáveres achicharrados de dos guiris que se estrellaron en la Costa Brava, mientras escuchamos una oportunista voz en off que les rinde homenaje y les muestra su máximo respeto (¡¿?!).  En el reparto encontramos a una Mirta Miller y una Raquel Evans más guapas que nunca, y al gran Victor Israel, que no se perdía ni una, el tío…

Me olvidé de vivir. Orlando Jiménez Leal, 1980. Mezcla de documental y relato romántico que sirvió para promocionar la carrera musical de Julio Iglesias. Este prematuro mockumentary amoroso y mierdil, nos muestra la vida tan “dura” por la que tiene que pasar el cantante y ex portero del Real Madrid: infinidad de giras, viajes de aquí para allá, fotografías junto a las fans… Claro, al pobre no le queda apenas tiempo para el amor. Digamos que debido a su fama Julio Iglesias “se olvidó de vivir”, por lo tanto seremos testigos de la tortuosa relación que nace entre la estrella y una rubia bastante apetitosa y como su relación pasa de la risa al llanto, del amor al odio, en apenas una escena. Nadie dijo que ser famoso fuera fácil y esta película lo corrobora.

El Anticristo 2 (Magic London). Germán Monzó, 1989. No sé si Jesucristo habrá escuchado mis plegarias o no, pero el hecho es que esta auténtica obra maestra de la caspa está en poder de un distribuidor que, espero, en cualquier momento se apiade de los fans de Germán Monzó y lance en DVD ésta y otras obras del realizador catalán. ¡Basta de ocultar estas piezas de culto al público! ¡Que la gente sepa lo que se está perdiendo, por favor! Para no reiterarme demasiado, pueden leer este texto en el que ya hablé de ella, AQUÍ.





The Room. Tommy Wiseau, 2003. Sin duda una de las marcianadas más marcianas de los últimos tiempos, escrita, dirigida, producida y protagonizada por uno de los tíos más raros del planeta: Tommy Wiseau (que por cierto, debido a una broma de algún lucido, apareció durante un tiempo en imdb.com como protagonista de la nueva versión de “Godzilla” que prepara EEUU, rumoreándose incluso que iba a hacer del lagarto gigante [¡!]) . “The Room” es el drama romántico que haría un niño de cinco años. Todo en esta película es desorbitado y está fuera de lugar (como ese polvo que pega Tommy Wiseau… ¡¡y en el que parece que esté penetrando el ombligo de su partenaire!!). Aquí la gente se odia, se ama, se hace los cuernos, se meten en líos de drogas, juegan al fútbol y se pelean, sin venir a cuento y de un modo muy chungo. Tommy Wiseau se gusta tanto que incluso está pensando en reestrenar este despropósito en una versión 3D… ¡¡En 3D!! De verdad, esta película es ver para creer, pero si tú y el inglés no estáis hechos el uno para el otro y pasas de perder el tiempo, puedes echar un vistazo a esta video-reseña que le han dedicado en EEUU (con subtítulos en español), para haceros una idea de la tragedia.

LA RISA INVOLUNTARIA: BLACK COBRA (1987)

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Si en el anterior entrega de la Risa Involuntaria la hombría de Fred Williamson quedaba en entredicho, esperen a ver "Black Cobra" de Stelvio Massi, una vuelta de tuerca al cine de justicieros nocturnos rollo "El justiciero de la ciudad" o "Cobra, el brazo fuerte de la ley", pero en clave blaxploitation. ¡No se lo pierdan!


LAS 101 MEJORES PELÍCULAS ESPAÑOLAS DE LA HISTORIA

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Hace unos días la web cinemaadhoc.infohacía una selección de “las50 mejores películas españolas de la historia” (pueden consultar dicho listado aquí: http://cinemaadhoc.info/2013/03/las-50-mejores-peliculas-espanolas-de-la-historia/). Pues bien, al parecer la selección de algunos títulos más contemporáneos levantó cierta controversia en Twitter, ya que por lo que se ve, en este tipo de listados no se pueden cometer sacrilegios tales como por ejemplo colocar obras (maestras) como “La noche de los girasoles” de Jorge Sánchez-Cabezudo por encima de “El pisito” de Marco Ferreri. Como ya sabrán los más asiduos al blog, no hay cosa que más me guste en el mundo que los listados, así que me he decidido a elegir mis 101 mejores películas españolas de la historia (50 me parecía demasiado poco). Como verán, los filmes que aparecen están ordenados por orden cronológico a fin de no imponer ningún privilegio a ninguna de las películas recogidas y englobarlas todas como lo que son, “las 101 mejores películas españolas de la historia”. Sin distinciones de ningún tipo.
Lanzo este listado como un mero acto de amor al cine español, tan denostado y vilipendiado por nuestra sociedad (¡y los políticos!), y animo a todo aquel que quiera a hacer su propia lista sin atarse a los típicos prejuicios e imposiciones de la (torpe) crítica especializada. Ahí van:

1.- La Aldea Maldita (Florian Rey, 1930).
2.- Carne de fieras (Armand Guerra, 1936).


3.- La torre de los siete jorobados (Edgar Neville, 1944).
4.- Brigada criminal (Ignacio F. Iquino, 1950).


5.- Los ojos dejan huellas (José Luis Saenz de Heredia, 1952).
6.- Manicomio (Luis María Delgado y Fernando Fernán-Gómez, 1954).


7.- El Coyote (Joaquín Luis Romero-Marchent, 1955).
8.- Muerte de un ciclista (Juan Antonio Bardem, 1955).
9.- El cebo (Ladislao Vadja, 1958).

10.- Un vaso de whisky (Julio Coll, 1958).
11.- Entierro de un funcionario en primavera (José María Zabalza, 1958).
12.- El pisito (Marco Ferreri, 1959).


13.- Tenemos 18 años (Jesús Franco, 1959).
14.- Plácido (Luis G. Berlanga, 1961).


15.- Viridiana (Luis Buñuel, 1961).
16.- Los cuervos (Julio Coll, 1962).


17.- Rififi en la ciudad (Jesús Franco, 1963).
18.- El verdugo (Luis G. Berlanga, 1963).

19.- A tiro limpio (Francisco Perez-Dolz, 1963).
20.- La hora incógnita (Mariano Ozores, 1963).


21.- El extraño viaje (Fernando Fernán-Gómez, 1964).
22.- Los Palomos (Fernando Fernán-Gómez, 1964).


23.- La caza (Carlos Saura, 1965).
24.- Django (Sergio Corbucci, 1966).


25.- Miss Muerte (Jesús Franco, 1966).
26.- El sonido de la muerte (José Antonio Nieves Conde, 1966).
27.- El bueno, el feo y el malo (Sergio Leone, 1966).


28.- Operación Cabaretera (Mariano Ozores, 1967).
29.- La residencia (Chicho Ibáñez Serrador, 1969).


30.- Bésame monstruo (Jesús Franco, 1969).
31.- Malenka, la sobrina del vampiro (Amando de Ossorio, 1969).


32.- Un, dos, tres, al escondite inglés (Iván Zulueta, 1969).
33.- El bosque del lobo (Pedro Olea, 1970).


34.- Una hacha para la luna de miel (Mario Bava, 1970).
35.- La noche de Wallpurgis (León Klimovsky, 1971).


36.- Las vampiras (Jesús Franco, 1971).


37.- La novia ensangrentada (Vicente Aranda, 1972).
38.- Un verano para matar (Antonio Isasi-Isasmendi, 1972).
39.- La cabina (Antonio Mercero, 1972).


40.- Una vela para el diablo (Eugenio Martín, 1973).


41.- La semana del asesino (Eloy de la Iglesia, 1973).
42.- Santo contra el Doctor Muerte (Rafael Romero-Marchent, 1973).
43.- El espanto surge de la tumba (Carlos Aured, 1973).


44.- Nadie oyó gritar (Eloy de la Iglesia, 1973).
45.- El jorobado de la morgue (Javier Aguirre, 1973).


46.- No es bueno que un hombre esté solo (Pedro Olea, 1973).
47.- Una libélula para cada muerto (León Klimovsky, 1974).
48.- Tamaño natural (Luis G. Berlanga, 1974).


49.- No profanar el sueño de los muertos (Jorge Grau, 1974).


50.- Duerme, duerme, mi amor (Francisco Requeira, 1975).
51.- Inquisición (Jacinto Molina, 1976).
52.- ¿Quién puede matar a un niño? (Chicho Ibáñez Serrador, 1976).


53.- El anacoreta (Juan Estelrich, 1977).
54.- El francotirador (Carlos Puerto, 1977).


55.- El huerto del francés (Jacinto Molina, 1978).
56.- Bilbao (Bigas Luna, 1978).


57.- Caniche (Bigas Luna, 1979).
58.- Arrebato (Iván Zulueta, 1980).
59.- Cada ver es… (Ángel García del Val, 1981).


60.- El Crack (José Luis Garci, 1981).


61.- La cripta (Cayetano del Real, 1981).
62.- Macumba Sexual (Jesús Franco, 1983).
63.- Angustia (Bigas Luna, 1987).
64.- ¡Átame! (Pedro Almodóvar, 1990).


65.- La madre muerta (Juanma Bajo Ulloa, 1993).


66.- Días contados (Imanol Uribe, 1994).
67.- Justino, un asesino de la tercera edad (Santiago Aguilar y Luis Guridi, 1994).


68.- El día de la bestia (Alex de la Iglesia, 1995).
69.- Historias del Kronen (Montxo Armendariz, 1995).


70.- Abre los ojos (Alejandro Amenabar, 1997).


71.- Perdita Durango (Alex de la Iglesia, 1997).
72.- Airbag (Juanma Bajo Ulloa, 1997).
73.- Torrente, el brazo tonto de la ley (Santiago Segura, 1998).


74.- El milagro de P. Tinto (Javier Fesser, 1998).
75.- Muertos de risa (Alex de la Iglesia, 1999).


76.- Entre las piernas (Manuel Gómez Pereira, 1999).


77.- El corazón del guerrero (Daniel Monzón, 2000).


78.- Lucía y el sexo (Julio Médem, 2001).
79.- El otro lado de la cama (Emilio Martínez Lázaro, 2002).


80.- Smoking Room (Roger Gual y Julio D. Wallovits, 2002).
81.- Hable con ella (Pedro Almodóvar, 2002).
82.- La gran aventura de Mortadelo y Filemón (Javier Fesser, 2003).


83.- Platillos volantes (Oscar Áibar, 2003).
84.- Mi vida sin mí (Isabel Coixet, 2003).


85.- Días de fútbol (David Serrano, 2003).


86.- Las horas del día (Jaime Rosales, 2003).
87.- El laberinto del fauno (Guillermo del Toro, 2006).
88.- Remake (Roger Gual, 2006).


89.- La noche de los girasoles (Jorge Sánchez-Cabezudo, 2006).
90.- Los cronocrímenes (Nacho Vigalondo, 2007).
91.- [REC] (Jaume Balagueró y Paco Plaza, 2007).


92.- Camino (Javier Fesser, 2008).
93.- Mónica del Raval (Francesc Betriu, 2009).
94.- El gran Vázquez (Oscar Áibar, 2010).
95.- Intruders (Juan Carlos Fresnadillo, 2011).


96.- Blackthorn (Mateo Gil, 2011).


97.- Carne de Neón (Paco Cabezas, 2011).


98.- Diamond Flash (Carlos Vermut, 2011).
99.- [REC]3 Génesis (Paco Plaza, 2012).


100.- Extraterrestre (Nacho Vigalondo, 2012).
101.- El bosc (Oscar Aibar, 2012).

CHILLERAMA (2011)

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A primera vista uno podría pensar que “Chillerama” es otro filme que busca aprovecharse de la ola “Grindhouse” que, desde el díptico realizado por Robert Rodríguez y Quentin Tarantino (sin olvidar la aportación de los directores responsables de los fake trailers, la verdadera gran sorpresa de aquel experimento), se han venido sucediendo con películas de diferente índole. Sin embargo, si echamos una ojeada rápida a la filmografía de sus cuatro responsables, nos daremos cuenta de que la intención de éstos no es la de seguir una moda en concreto (aunque lógicamente, ésta les haya podido beneficiar). Tim Sullivan ya había dirigido elremakede 2000 Maniacos de Herschell Gordon Lewis en 2005, y una secuela de la misma en 2010. Adam Rifkin fue el responsable de Psycho Cop Returns - secuela de Psycho Cop que a su vez era un refrito del típico slasher de la época y el “Maniac Cop” de William Lustig -, de la extravagante cinta de acción “Con la poli en los talones” – en la que Charlie Sheen se pasaba conduciendo un coche prácticamente durante toda la película e incluso llegaba a realizar una cópula en marcha -, y de la comedia “Cero en conducta”, además de escribir los libretos de filmes como “Un ratoncito duro de roer” o “Pequeños guerreros”. Joe Lynch por su parte ha dirigido la secuela de uno de las pocas sagas de terror interesantes de la última hornada, “Km. 666 II: Camino sangriento”, en la que un grupo de concursantes de un reality-show tenían que vérselas con unos mutantes caníbales, además de aparecer en “Terror Firmer” (1999) de Lloyd Kaufman a quien, no por casualidad, se le homenajea en la película que nos ocupa. En lo que respecta a Adam Green, cabría destacar que ha sido el creador de una de las propuestas más cachondas, estimulantes y gamberras del slasher moderno, con las dos entregas de Hatchet (a punto de convertirse en trilogía), en las que se pueden ver algunos de los rostros más conocidos del género, como Robert Englund, Tony Todd, (una vez más) Lloy Kaufman y, aunque no se le reconozca por el maquillaje, Kane Hodder, el eterno Jason Voorhees.


Como no podía ser de otro modo, Chillerama arranca con un pequeño prólogo en blanco y negro en el que un hombre quedará contaminado de un terrible virus. Para tener más miga, dicho virus le ha sido transferido al serle realizada una sangrienta felatio por parte de su difunta (y revivida para la ocasión) esposa. El hombre malherido irá de camino a su puesto de trabajo - un auto-cine llamado “Kaufman” que se enfrenta a su último día de apertura y que está dirigido por un orondo amante del séptimo arte cuyo nombre es Cecil Kaufman (en referencia a Cecil B. Demille y al ya nombrado Lloyd Kaufman) -, para cumplir con su deber y, ya de paso, contaminar con su sangre de color azul las palomitas que se sirven en el establecimiento, provocando la consecuente expansión del virus. Una vez allí, un grupo de jóvenes asistirán a la proyección de diferentes películas cargadas de nostalgia y, sobretodo, mucho gore, humor burdo e ironía.



Así pues, la primera en proyectarse es “Wadzilla”, dirigida por Adam Rifkin, una suerte de homenaje a The Blob y Godzilla, en la que un espermatozoide gigante arrasará la ciudad e incluso mantendrá una tórrida escena de sexo con la estatua de la libertad. La culpa la tiene un nerd que, debido a la poca movilidad de su esperma, decide probar una potente medicina experimental que le provocará unos intensos dolores de testículos. Siguiendo las indicaciones de su médico, el joven se masturba y de allí nace un enorme renacuajo blanco que irá creciendo poco a poco, con el único objetivo de encontrar a un óvulo al que fecundar. Esta historia, sin lugar a dudas, la más divertida de todas, es además la que más sabe aprovechar todos y cada uno de sus (escasos) recursos, logrando un look muy setentero que brinda algunos de los momentos más desternillantes y conseguidos de todo el conjunto. Sirva de ejemplo ese momento en el que un grupo de ciudadanos corre (o más bien hace como si corriera) mientras el gigante esperma les persigue a través de la ciudad. Rifkin utiliza para la ocasión una gama de colores chillones y se sirve de unos efectos especiales (infográficos) de lo más chapuceros pero efectivos, que nos retrotaen a las películas de serie B de hace años.



El siguiente corte se homenajea a las “beach parties” protagonizadas por el cantante y actor Frankie Avalon (y otras de este tipo producidas por la AIP) y al clásico licántropo interpretado por Michael Landon en “I was a Teenage Werewolf”, (Gene Fowler Jr., 1957), pero en clave homosexual. En esta historia llamada “I was a teenage werebear” y dirigida por Tim Sullivan, nuestro reprimido protagonista, entre canción y canción, se transformará en un “hombre-osito” cuando otro tipo “maldito” le propicie un mordisco en el pompis (1). Aunque tiene cierta gracia ver un músical cuyo entramado bebe directamente de los ingredientes propios de las cintas de licántropos - con el guiño obligatorio a El hombre lobo de George Waggner al rondar por el metraje una enfermera ¿gitana? llamada Maleva y una frase entonada por ésta que parodia a la escrita por Curt Siodmak (“hasta un joven que se cree heterosexual y que se afeita los huevos por las noches, puede convertirse en hombre-oso por las hormonas de su edad y dejar volar su impulso latente” [2]), además de sustituir el famoso bastón con empuñadura de plata y forma de lobo por un gigantesco vibrador de plata -, se podría decir que el resultado dista mucho del resto, llegando a ser en algunos momentos del todo decepcionante (véase la torpe planificación que se lleva a término en un diminuto vestuario en el que se entonan una de las canciones, o el pobre maquillaje de los “werebears”).



La tercera historia, “The Diary of Anne Frankenstein” dirigida por Adam Green, es una parodia de Frankenstein en clave nazi (véase el chiste del título), rodada íntegramente en blanco y negro y en alemán. En ella se nos cuenta como Hitler roba el diario de la familia Frankenstein y siguiendo los detallados pasos que se exponen en él intentará revivir a un hombre… Por si fuera poco, además, conecta con el mito judío del Golem, pues el Führer utiliza los cadáveres que tiene más a mano (judíos, como no) y a base de unir extremidades de diferentes cuerpos crea un Frankenjudio, una especie de jaredírevivido que termina liquidando a su propio creador (aunque esta vez sus motivaciones sean algo diferentes que en el clásico de Mary Shelley). A pesar de que su trama sea algo previsible, “The diary of Anne Frankenstein” ofrece alguna que otra divertida sorpresa en forma de chiste racista, como la utilización de dobles de color para las escenas de riesgo.


La famosa escena de Pink Flamingos, pero al revés.
El último segmento viene presentado por Fernando Phagabeefy, su director (3) - al menos así sale acreditado en los títulos de crédito finales (4) -, quien explica que vamos a asistir una de las películas más extremas de terror. El resultado es “Deathication”, un film experimental que haría las delicias de cualquier amante del cine de John Waters y que nos mete en infinidad de cagadas, diarreas y mojones, sin ton ni son. Lamentablemente, esta suculenta pieza de cine para gourmets se ve interrumpida por la trama central de la película – es decir, por lo que ocurre en el auto-cine que, como ya dijimos, termina siendo devastado por una plaga de zombies cachondos -, y cuyo nombre es “Zom-B-Movie”, dirigida por Joe Lynch. La película se cierra pues con una historia no demasiado original, pero divertida (sobretodo por ese pequeño experimento con excrementos que la precede), plagada de cuerpos amputados que son devorados y desflorados por unos muertos vivientes de lo más salidos, mientras que por otro lado, dos jóvenes aprovecharán esta peculiar ocasión para entablar una relación amorosa.



Siendo Chilleramauna película que intenta rendir homenaje al cine explotationy de serie B de antaño, con historias independientes y un humor de lo más desfasado como nexo de unión, es fácil pensar en los “Grindhouse” de turno realizados por directores más mainstream. Pero aquí las pretensiones de los responsables son mucho más modestas y, por tanto, más sinceras. Quizás el resultado global cojee, pues el arranque de “Wadzilla” es descomunal, mientras que “I was a Teenage Werebear”, que viene justo después de ésta, puede hacer menguar la atención del espectador... Pero aún así, en Chillerama no se maquilla con mugre un trabajo refinado, ni se intenta dar lecciones de nada. Chillerama sólo busca divertir y lo consigue, así que, ¿qué más se le puede pedir?

(1) Un guiño a otra cinta con hombres lobos adolescentes Full Moon High de Larry Cohen.
(2) Y en el clásico de 1941 era: “Incluso un hombre puro de corazón y que reza sus plegarias por la noche, puede transformarse en lobo, cuando el acónito florece y la luna de otoño brilla”.
(3) A su vez director de la ficticia Saló 2: The Next Day.
(4) En realidad todo forma parte de una broma, pues Fernando Phagabeefy no es otro más que Joe Lynch.

FRANCO HA MUERTO

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Hoy el cine recibe la triste noticia del fallecimiento de Jesús Franco en la clínica Pascual de Málaga, después de sufrir un ictus el pasado miércoles. Jesús Franco nos ha abandonado, si, pero no sin antes haber cumplido su promesa de no dejar de hacer cine mientras siguiera con vida y dejando un legado de más de doscientas películas, muestra inequívoca de su energía inagotable y su espíritu iconoclasta.

Con tamaña filmografía es imposible poder resumir toda una vida/obra en apenas unas líneas, pero aún así podríamos intentarlo: colaboró con directores de la talla de Juan Antonio Bardem, Luis García Berlanga, Fernando Fernán-Gómez y Orson Welles; debutó detrás de las cámaras con Tenemos 18 años y cuando (casi) nadie daba un duro por el cine de terror en España dirigió una de las películas más representativas del fantaterror patrio, Gritos en la noche. Poco tiempo después, movido por sus ansias de libertad – algo que siempre ha mostrado en sus películas – y por el jazz, Jesús Franco abandona su país de origen y se instala en Francia, Alemania y donde hiciera falta, y gracias a ello realizó verdaderas obras de culto como Necronomicon (akaSuccubbus), film  que recibió los elogios del mismísimo Fritz Lang y con el que iniciaría una nueva etapa narrativa que marcaría el devenir del resto de su filmografía.

Soledad Miranda, con quien colaboró en El conde Drácula Las vampiras, se convirtió en todo un ícono del TERROR universal (y el único femenino que ha brindado al género nuestro país). Tras su muerte, a mediados de los setenta conocería a Lina Romay, musa y compañera que comprendió desde el principio el modo de vida de Jesús y que tristemente también nos abandonó el año pasado. Dicen las malas lenguas que su unión propició el declive definitivo de su carrera, pero lo cierto es que, para bien o para mal, y pese a que la actriz catalana no tuviera el magnetismo de Soledad Miranda, el cine del Tío Jess nunca hubiera sido el mismo sin su figura y quizás piezas tan inclasificables como El sexo está loco, jamás hubieran visto la luz.



Jesús ha tocado todos los géneros (del musical, Vampiresas 1930al cine de acción Viaje a Bangkok, ataúd incluido), ha sido un abanderado del cine clasificado “S” (Macumba sexual), del porno (Una rajita para dos) y del formato digital aquí en España (Paula-Paula); ha marcado a toda una generación de cineastas de culto que van de David Lynch (es inevitable encontrar ciertos paralelismos entre Venus in furs Carretera perdida) a Quentin Tarantino (en Jackie Brown Quentin Tarantino utilizó uno de los temas de la banda sonora de Las vampiras); y buena muestra de su dedicación y entrega al cine – y de esa promesa de la que hablábamos al principio – ha quedado plasmado con el hecho de que hace escasos días antes de su muerte estrenase Al Pereira vs the Alligator Ladies, su última película hasta la fecha aunque no la última que realizó.

Y es que aunque Franco ha muerto, aún no ha dicho la última palabra. Cual Cid Campeador aún le resta por librar una última batalla después de muestro, con el estreno de Revenge of the Alligator Ladies, film que se convertirá así en su película póstuma. Pero lejos de tratarse de una licencia poética, la comparación con Díaz de Vivar se antoja de lo más oportuna. Ambos consiguieron lograr algo al alcance de muy pocos: convertirse en una leyenda en vida.

Descansa en paz, tío Jess.

Escrito para La Abadía de Berzano en colaboración con José Luis Salvador Estébenez.

POSESIÓN INFERNAL (2013)

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Fede Álvarez acaparó las miradas de Hollywood gracias a Ataque de pánico, un corto de bajísimo presupuesto que dirigió y colgó en YouTube. Tras recibir una cantidad de visitas envidiable – en estos momentos lleva más de siete millones de visionados -, Sam Raimi, al igual que había hecho Peter Jackson con Neil Blomkamp y su Distrito 9, pensó en producir la traslación al largo de Ataque de pánico, pero quizás alentado por la cantidad de fans que le pedían a gritos una nueva entrega de Evil Dead[1], se decidió por poner en marcha el remake de su ópera prima y que el director uruguayo se encargase de actualizarla con un presupuesto de 14 millones de dólares. Resulta inevitable que se formulen algunas preguntas al respecto: ¿es necesario un presupuesto tan elevado para realizar una buena película de terror? Fede Álvarez ya había demostrado que podía conseguir mucho con muy poco y ya no digamos Sam Raimi, pero así son los misterios de Hollywood y la actualización de un clásico del terror como Posesión Infernal no iba a ser menos que las revisiones de Las colinas tienen ojos, Pesadilla en Elm Street o Viernes 13[2].


Pues bien, en respuesta de esta pregunta, se podría decir que el realizador uruguayo ha conseguido una película de terror de lo más efectiva y que devuelve de algún modo el gore más salvaje a una producción mainstream, aunque también es verdad que el director francés Alexandre Ajá ya había allanado el camino con sus respectivas revisiones hollywoodienses. También es verdad que la nueva Posesión Infernal reactualiza la trama, la transforma y enriquece, inculcando profundidad a los personajes, algo de lo que carecía la original, en la que sólo el personaje de Bruce Campbell tenía algo de peso dramático. En este caso, Fede Álvarez junto a su habitual coguionista Rodo Sayagues, ha decidido utilizar la cabaña en mitad del bosque como escenario para que una joven llamada Mia (Jane Levy) pase el mono de su desintoxicación junto a sus amigos y su hermano, que le servirán de apoyo e impedirán que ésta abandone su nuevo intento por limpiarse. En este aspecto, el Posesión Infernal de Álvarez acierta de pleno al otorgar el protagonismo que se merece al personaje que vendría a equivaler al de Cheryl (personaje que encarnó la maravillosa Ellen Sandweiss en los años ochenta) y coloca al espectador frente a una situación de pura tensión: en esta ocasión, la primera en ser poseída no puede abandonar la cabaña porque, primero, debe aislarse del exterior ante la amenaza de una recaída; y segundo, nadie parece tomarse en serio a Mia porque piensan que sus terroríficos delirios son causados por los típicos efectos del síndrome de abstinencia. Por lo tanto, la casi desconocida Jane Levy ensombrece con poderío al resto del reparto – del que apenas se puede salvar a Lou Taylor Pucci y Jessica Lucas -, y se erige como la digna villana y anti heroína de la película.



También cabe destacar la sabía utilización de los elementos más recordados de toda la trilogía: desde las amputaciones que se podían ver en la segunda parte, a la de disociación de la parte maldita del poseído de El ejército de las tinieblas, con esos Ash luchando entre sí. Eso sí, si algo ha aportado esta nueva versión al universo creado por Raimi es la automutilación, ya que a mitad de la película se multiplican hasta la exaltación, con unos efectos especiales artesanales bastante espectaculares que coquetean sólo en contadas ocasiones con los generados por ordenador.

 
Sin embargo, pese a los indiscutibles hallazgos que tiene, al tratarse de un remake siempre se cae en la inevitable comparación con la original, y es aquí donde la película de Álvarez pierde bastantes enteros. Primero porque a la hora de dirigir esta nueva versión, Álvarez parece encontrarse con el dilema de si seguir la visión de la original o cambiar drásticamente todo su universo, no haciendo ni una cosa ni la otra. En principio se muestra reacio a emplear planos del virtuoso Raimi – de hecho, apenas utiliza el plano de visión subjetiva que hizo famosa a la cinta original -, pero la inseguridad (lógica) que seguramente produce el estar revisando una película tan querida y recordada por los fans del género, parece obligar al realizador a terminar flirteando con el material que le precede. Esto es algo que no debería importarnos, pero en este caso concreto Fede Álvarez opta por un tan tono sobrio y una composición de planos tan cerrados, que los trucajes a los que nos tiene acostumbrados el director de Darkman no encajan demasiado bien. Por lo tanto, esas manifestaciones raimianas que se dan durante el film no hacen otra cosa más que entorpecer el resultado.Y ya no hablemos del peculiar sentido humor del que siempre ha hecho gala la trilogía original y del que Álvarez lamentablemente se distancia desde el principio, para terminar sometiéndonos a algunas gracias aisladas de lo más negras que, aunque se agradecen, no terminan de funcionar en el conjunto.

 
Los responsables pueden estar orgullosos con el resultado, incluso los fans de la cinta original podrán disfrutarla porque está plagada de guiños y homenajes[3], pero analizando el resultado con detenimiento uno se pregunta qué hubiera pasado si Álvarez hubiera demostrado algo más de personalidad y valentía a la hora de afrontar un reto como el que tenía entre sus manos.



[1] Actualmente Sam Raimi trabaja en el guión de la cuarta entrega de Posesión Infernal, porque según él, los fans así lo quieren… y no tiene ningún proyecto mejor que hacer.
[2] Aunque, todo hay que decirlo, el presupuesto de esta versión es inferior al de los de los títulos referidos.
[3] Aunque a nuestras salas no se haya distribuido en V. O., cabe destacar que se utilizaron las voces de Bob Dorian, Ellen Sandweiss y Bruce Campbell – este último además de productor, colaboró en el sonido de la película sin acreditación alguna, además de realizar una aparición estelar post-créditos.

ZINEMA BIS: NOCHE EN EL TREN DEL TERROR

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Quizás muchos desconozcan que la existencia de una de las perlas de nuestro cine fantástico, la entrañable Pánico en el Transiberiano, estuvo sujeta a una serie de condicionantes de índole productiva que perfilarían de un modo decisivo sus rasgos principales. De entre ellas, una de las más significativas fue que “la acción, en su mayor parte, debía transcurrir en un tren para optimizar el que se había comprado [n. del a.: una maqueta, se entiende] para El desafío de Pancho Villa, dado que Yordan pensó que convenía aprovechar un gasto tan grande”, según recordaba su director en la larga entrevista que conforma el corpus central del libro dedicado a su persona Eugenio Martín, un autor para todos los géneros (Retroback & Séptimo vicio, Granada, 2008). El tal Yordan al que se refiere el cineasta ceutí no es otro que Philip Yordan, productor y guionista estadounidense ganador de un Oscar por el libreto de Lanza Rota,  que a mediados de los años sesenta, y siguiendo los pasos de Samuel Bronston, se trasladaría a Europa, desde donde daría cobertura a un buen número de colegas represaliados por las listas del senador McCarthy, fijando su centro de operaciones en nuestro país. “Era una especie de negociante del cine, que quería ganar lo máximo invirtiendo lo mínimo”, le definía Martín en el libro coescrito por Carlos Aguilar y Anita Haas.



Casualidades del destino, unos años más tarde y ya de vuelta a los Estados Unidos, Yordan volvería a involucrarse en otro film de temática fantástica ambientado en un tren que, curiosamente, también terminaba por accidentarse al final del relato. El título en cuestión sería Noche en el tren del terror, y al igual que sucediera con Pánico en el Transiberiano, su realización estaría motivada por la firme intención de sus responsables de aprovechar cierto material existente. Pero mientras que tan señero representante del denominado terror de pipas destacaba, entre otras cualidades, por su cuidado acabado con respecto a los que solían ser los estándares habituales del estilo, Noche en el tren del terror lo haría por todo lo contrario, en gran medida a causa del afán oportunista con el que fue concebido el proyecto desde su propio origen.



Todo parece indicar que fue la inacabada Scream Your Head Off[1], dirigida por John Carr y protagonizada por John Phillip Law, el detonante para que esta película naciera  y se llevara a cabo en los términos en que lo hizo. Tras la suspensión de su rodaje a causa de problemas financieros, su productor, Jay Schlossberg-Cohen, debió pensar que la mejor manera de recuperar el dinero invertido era utilizar el metraje rodado como base para una cinta de episodios. Con el fin de evitar gastos innecesarios a los que seguramente no podía hacer frente, para dar forma a los restantes segmentos el productor echó mano de dos películas ya estrenadas: The Dark Side to Love, también dirigida por Carr y producida por el propio Schlossberg-Cohen, yCataclysm, cinta de temática satánica conocida asimismo con el título alternativo de Never Ends the Nightmare, que disfrutaría de una edición videográfica en nuestro país como Pesadilla interminable, dándose la coincidencia de que todos los films aludidos habían sido escritos por Yordan, lo que, unido a sus antecedentes, podría llevar a pensar que, en realidad, fue el guionista de Johnny Guitar[2] el que orquestó toda la operación desde las sombras.



Sin embargo, este extremo parece ser desmentido por las declaraciones del propio Yordan a Pat MGilligan en una entrevista realizada en 1997, en las que hablaba sobre su colaboración con una distribuidora situada en Minneapolis. “Era el escritor. No tengo ni idea si mi nombre constaría como productor o no”[3], explicaba. También exponía que dicha distribuidora[4] le había pedido un guion sobre un bigfoot. “Me dijeron, dame un guion sobre un Bigfoot y haré millones. Así que me senté y la escribí. Entonces me dijo: No, no, no, no lo has entendido. Tiene que ser una película para todos los públicos. Es para niños. Así que tuve que quitar todas las escenas terroríficas. (…) Nada de sangre, ni violencia, ni sexo, ni lenguaje obsceno. Entonces les dije, lo que realmente queréis es una película sobre nada. Y me contestaron: ¡Eso es! ¡Ahora lo entiendes! ¡Nada! ¡No quiero nada!”[5]. Si tenemos en cuenta que la película de la que habla es Cry, Wilderness, y que quien la dirige es precisamente Jay Schlossberg-Cohen, podemos hacernos una idea del papel que desempeñaba en las colaboraciones que mantuvo con éste durante la década de los ochenta[6], sino fuera porque ese mismo año, 1997, Yordan reclamó la titularidad de la película una vezNoche en el tren del terror cayera en el dominio público por cuestiones administrativas (seguramente por algún error de forma a la hora de inscribir su copyright), inscribiendola de nuevo a su propio nombre.

Fuera quien fuera su ideólogo, de lo que no hay duda es de que, aparte de su adecuación para los intereses perseguidos, en la elección del formato episódico de la película tendría mucho que ver el auge que por aquellas mismas fechas atravesaban las películas terroríficas a base de historias cortas, gracias a ejemplares de la popularidad de CreepshowEn los límites de la realidad o En compañía de lobos. Con todo, el espejo en el que se mira Noche en el tren del terror no se encuentra tanto en estos títulos coetáneos, como en las producciones de la para entonces extinta Amicus. Sin ir más lejos, la inclusión entre sketches de una especie de videoclip musical protagonizado por un grupo de la época (el cantante del cual se apellida, seguramente no por casualidad, Yordan) conecta con lo visto en El club de los monstruos, fallido intento de Milton Subotsky por reverdecer los laureles de la compañía de la que fuera propietario junto con Max J. Rosenberg. Por otra parte, la trama que sirve de nexo de unión a los tres segmentos[7], con Dios y Satanás discutiendo sobre la naturaleza del alma humana[8], mientras esperan a que descarrile el ferrocarril en el que se encuentran, recuerda, siquiera de forma lejana, al de la magnífica Doctor Terror,  en la que otra figura metafísica, en su caso la Muerte, acompañaba a un grupo de viajeros en su trayecto hacia la otra vida a bordo de un tren[9]. Incluso algunas fuentes han contemplado la posibilidad de que este argumento sea una versión no acreditada de “Tren al infierno/Tren infernal” (“The Hellbound Train”), relato corto ganador de los prestigiosos premios Hugo en 1959 y escrito por Robert Bloch, a la sazón guionista habitual de la Amicus.

Ni que decir tiene que las aludidas connotaciones filosóficas que anidan en su planteamiento dramático no logran ocultar en ningún momento la auténtica catadura de un film que lo único que produce es vergüenza ajena, dada la extrema ineptitud de todos y cada uno de los apartados implicados, lo que es puesto de relieve a lo largo de los interminables noventa y ocho minutos que conforman su metraje. Y eso a pesar de sus denodados esfuerzos por despertar el interés del espectador a base de gorede baratillo y escenas de desnudos injustificadas y totalmente gratuitas. Pero ni por esas. De este modo, sus tres capítulos comparten una inconexa narración en la que si ya de por sí resulta complicado encontrar la lógica a su sucesión de acontecimientos, lo es aún más comprender las motivaciones de unos personajes que, la mayoría de las veces, entran y salen de la historia sin que medie explicación alguna.

Ni siquiera la aparición de un narrador en off consigue poner orden entre tanto desconcierto; por el contrario, además de dar la sensación de estar contemplando una especie de tráiler alargado, su inclusión viene a embarullar aún más las cosas. Fruto de ello son situaciones tan contradictorias como la que se da en la segunda de las historias, The Case of Gretta Connors, donde se narra la dramática historia de una bella muchacha convertida en actriz porno por un empresario sin escrúpulos, del que la joven trata de escapar para iniciar una nueva vida junto a su novio, pero que, sin embargo, parece disfrutar de los juegos mortales a los que el primero le obliga a participar en compañía del segundo, y que deja para el recuerdo una escena antológica en la que la pareja, junto a otros asistentes, se someten a una suerte de ruleta rusa con un mosquito enorme y venenoso[10]. La confusión es potenciada a causa de la repetición de algunos intérpretes en los diferentes sketches, siendo el ejemplo más significativo el de Richard Moll, actor que pocos años más tarde disfrutaría de cierta popularidad gracias a su papel de policía retrasado en la teleserie Juzgado de guardia, y que pasa de ser un sádico enfermero en el primer capítulo, para convertirse en el último en un polémico y exitoso escritor ateo, al que acosan por igual integristas religiosos y el mismísimo demonio encarnado.


Y es que esa es otra. Por si fuera poco, a sus deficiencias técnicas e ilógica narrativa hay que sumarle unos argumentos ridículos, plagados de situaciones desquiciadas y delirantes, empezando por el de The Case of Harry Billings, con John Phillip Law poniendo rostro a un interno de un psiquiátrico que, gracias a su apostura, es utilizado por el director de la institución para que le surta de atractivas jovencitas con las que llevar a cabo indeterminados experimentos que propician que las mujeres aparezcan atadas en camillas como Dios (el del tren, suponemos) las trajo al mundo, y siguiendo por el ya comentado de The Case of Gretta Connors, cuyo protagonista masculino queda prendado de la tal Gretta al admirar sus dotes “interpretativas” en una película para adultos. Una muestra muy ilustrativa del modo en el que la psicotronía planea a lo largo de un metraje que no se caracteriza, precisamente, por su poder de sintaxis, como, por otra parte, ocurre con esta reseña compuesta al igual que el film comentado a base de retales.


[1] Rodada originalmente en 1982, tras formar parte del metraje de Noche en el tren del terror,  Scream Your Head Off sería lanzada individualmente en dos versiones, la primera de ellas a través de un montaje realizado por sus productores a partir del material existente, bautizado con el nombre inicialmente previsto. La segunda llegaría en 1992 con el título Marilyn Alive and Behind Bars, y estaría supervisada por el propio Carr. Según parece, se trata de un remontaje con nuevas tomas rodadas exprofeso con John Phillip Law y Francine York, neumática y ya madura actriz televisiva que de este modo se encargaba de incorporar el personaje de la mítica Marilyn Monroe a la historia. Por cierto que, a modo de curiosidad, cabe señalar que en las declaraciones recogidas en John Phillip Law. Diabolik Angel(Scifiworld & Quatermass, Pontevedra, 2008), el protagonista deEl viaje fantástico de Simbad se refiere al proyecto original con el mismo nombre que recibe el capítulo al que da forma en la presente; es decir, The Case of Harry Billings.
[2] Aunque quizás deberíamos apuntar que la autoría de Johnny Guitar jamás quedó demasiado clara, debatiéndose entre éste y Ben Maddow, y a sabiendas que el propio Nicholas Ray realizó algunos cambios bastante significativos. Y es que lo cierto es que sobre Yordan circulan insistentes rumores de que, en realidad, siempre se sirvió de “negros” para efectuar sus labores. Algunos van más lejos y mantienen que lo único que escribió fueron los guiones que firmó durante su última época, lo que explicaría la abismal diferencia de calidad con respecto a sus trabajos más reputados.
[3] Backstory 2. Interviews with the Screenwriters of the 1940s and 1950s (Pat McGilligan, University of California Press, 1997).
[4] Suponemos, según http://www.imdb.com, que se trata deVisto International Inc., productora asimismo del título que nos ocupa.
[5] Íbidem. nota 3
[6] Colaboración que finalizaría con Bloody Wednesday (Marc G. Gilhius, 1987).
[7] Junto a esta trama, el resto de novedades que ofrecería el film con respecto a lo ya existente sería la inclusión en los conglomerados de insertos con dobles de los actores originales, así como planos de efectos por stop-motion, de lo más precarios y toscos, dicho sea de paso, tanto en su diseño como en su ejecución.
[8] Idea tomada directamente del film The Story of Mankind [tv:La historia de la Humanidad, 1957], de Irwin Allen, donde a Dios lo encarna Ronald Colman y al Diablo Vincent Price.
[9] Años después el círculo se cerraría con I tre volti del terrore, otro film de episodios de nacionalidad italiana cuya trama central homenajeaba abiertamente el film de Freddie Francis, y en el que el papel de maestro de ceremonias corría por cuenta de Phillip Law, protagonista, como se ha dicho, de uno de los segmentos de la presente.
[10] Y que, tal y como apuntan Victor Olid y Naxo Fiol en la video reseña que incluye la presente edición, bien podría haber inspirado a Juan Carlos Fresnadillo a la hora de rodar su ópera prima Intacto (2001).

Escrita para La Abadía de Berzano en colaboración con José Luis Salvador.

BEST WORST MOVIES (3)

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Colegialas violadas. Jesús Franco, 1981. No sé si será cosa de la mala baba de Franco y que en realidad quisiera hacer uno de los slashers más ridículos de la historia o es que le salió así de “mal” (¡que a mí me encanta, ojo!). Esta historia de dos hermanos (uno de ellos un deforme demente y la otra una pécora redomada) que mantienen una extraña relación fraterno sexual tiene una puesta en escena impecable, incluso casi me atrevería a decir que a simple vista podría pasar por cualquier  película de “arte y ensayo” que se precie. Pero lamentablemente los diálogos y situaciones que se viven durante el metraje echan por tierra cualquier acierto. Y es que aunque la película esté precedida de un prólogo en el que un tipo disfrazado de Mickey Mouse se cepilla y asesina a una zagala (¡toma ya!), después seremos testigos de las vicisitudes por las que tiene que pasar Ángela (la preciosa Olivia Pascal), ya que por el mero hecho de leer nóvelas de misterio, nadie parece creer en ella cuando comienza a presenciar atroces crímenes. Gracias a ello, eso sí, “Colegialas violadas” nos ofrecerá infinidad de momentos que son la pura risión. Sirva de ejemplo aquel momento en el que, después de presenciar el asesinato de una chica, Ángela decide pedir auxilio a sus amigos y éstos le recriminan que lo que en realidad quiere es que Antonio, un chaval que le pretende, fuera a su casa (y lo dicen antes si quiera de comprobar que el cuerpo de la chica ha desaparecido. ¡Ya estaban predispuestos a no creer en ella desde el prinicipio!). Pero la película guarda otro momento aún mejor: Ángela está a punto de morir porque alguien ha dinamitado una montaña, así que decide pedir auxilio a la policía: “¡Policía – grita -, ha habido una explosión y una piedra por poco me mata!”. Los dos policías motorizados la examinan detenidamente y le responden: “Perdone señorita, no sé de qué me habla”. Ángela se larga al ver impotente que nadie le hace caso y una vez se aleja los policías, eso sí, no dudan en admirar la enorme belleza de la muchacha. Ver para creer.

 
Los violadores. Paul Grau, 1981. Del mismo año tenemos una co-producción hispano-suiza en la que participa la mítica Balcázar y que se rodó en las cercanías de Barcelona. “Los violadores” o “Mad Foxes”, su título internacional, es una atípica cinta que bebe del éxito de “Mad Max”, aunque suponemos que por motivos de presupuesto, el elemento apocalíptico queda omitido. Hal Walters (José Gras), el antihéroe de la función, se pasea con su carrazo junto a su novia de 18 años recién cumplidos (y a la que piensa desvirgar para celebrarlo), cuando se topa con una banda de nazis motorizados (llamados “rockers” en la película) que le provocan. Walters, un tipo que a la mínima se pica, decide hacer una carrera con los motor-nazis y uno de ellos tiene un grave accidente, por lo que esta banda no tardará en jugársela en más de una ocasión, violando a sus pretendientas, primero, después matando a sus colegas karatekas y por último acabando con toda su familia. Como es lógico, Walters decide clamar venganza de una vez y va en busca de esta peligrosa banda para terminar con ellos. La verdad es que la película no es ni de lejos lo mala que podría parecer. No olviden que hablamos de “mejores peores” películas, así que no nos debe importar que violen a la novia del protagonista y que no se sepa más de ella durante la película, que salgan un grupo de karatekas que ayudan al bueno de Walters o que a los nazis de la película le aparezcan y desaparezcan las esvásticas de los brazaletes que lucen en los brazos… “Los violadores” es una auténtica pasada por ese bombazo de final y porque en ella hay una secuencia del todo memorable: a uno de los “rockers” le cortan la pirindola… y se la meten en la boca, ¡bravo!

 
Terror caníbal. Julio Pérez Tabernero, 1980. Y vamos con el plato fuerte del día: “Terror caníbal”. ¿Se imaginan empezar una película de terror (y de caníbales) con una versión de la bamba con organillo de fondo? ¡¡¡Pues esa película existe y se llama “Terror caníbal”!!! Rodada en Benidorm, en este film veremos sustituidos la frondosa vegetación de la jungla por pinos, y los caníbales indígenas de toda la vida por… (redoble de tambor) ¡¡gitanos!! Sí, queridos amigos, para “Terror caníbal” Tabernero echó mano de un grupo de gitanos para que se metieran en la piel de los peligrosos caníbales de la película. En este despropósito nos encontramos con un grupo de malajes formado por dos hombres y una mujer que rapta a una niña inocente (un poco porque sí) y se largan a una selva amazónica (que no lo es tanto, claro). Una vez allí se hospedarán en la casa de un matrimonio (que a su vez acoge a un misterioso señor que toca la guitarra ¿?), que tienen contactos con los caníbales. Además, por si fuera poco, entre tanto desbarajuste, veremos una truculentas escenas gore híper realistas en las que no tuvieron reparos en cambiarnos el cuerpo de una mujer por el de… ¡¡un cerdo!! ¡Buñuel y Dalí se revuelven en la tumba, señores!

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